viernes, 3 de febrero de 2012

DANAKIL: VOLCAN ERTA ALE (ETIOPÍA)

Atravesamos una gran zona inhóspita con formaciones de roca de lava solidificada. Aquí la pista desaparece, la travesía se complica y el calor también es más intenso.
Al comenzar la tarde llegamos a nuestro destino, estamos a 9 km del cráter del volcán Erta Ale a 630 m sobre el nivel del mar. Mientras esperamos a que el sol caiga y el calor disminuya, preparamos el saco,  el calzado y el agua ¡sobre todo agua! Comprobamos las baterías del frontal y nos ponemos en marcha. El objetivo es llegar al cráter, dormir allí y descender por la mañana, antes de que el calor apriete.




Todo el terreno es una gran colada de lava, sin senderos y con continuos desniveles, nos acompañan tres camellos, uno de ellos “Pikolín” cargado con las colchonetas. Pronto oscurece,  la luna está en cuarto creciente, la noche es negra. Caminamos por terreno desconocido en fila india ayudados por la luz de los frontales.
A las cuatro horas de marcha hemos ascendido 400m, mis fuerzas flaquean, estamos en el borde del gran cráter elíptico de 0,7 x 1,6 kilómetros; un fuerte olor a azufre envuelve la atmosfera, en el centro de la gran fosa, una resplandor circular de luz naranja y  acompañado de una humareda nos atrae, el anhelo por llegar hasta allí me hace recuperar las fuerzas. Después de “aposentarnos” descendemos la pared y caminamos por dentro de gran cráter. El suelo es rugoso, como si de viejas raíces de árboles o gruesas maromas enmarañadas se tratase, según nos acercamos al círculo iluminado, fuertes crujidos se oyen bajo nuestros pies, la colada de lava de aspecto consisten se ha transformado en una especie de espuma solidificada que se rompe a nuestro paso. Camino despacio sabiendo que, inesperadamente, la bota se hundirá en lo desconocido. El olor a azufre se intensifica.
Superada una pequeña ascensión me encuentro en el borde del cráter menor, a unos ocho metros bajo mis pies, un lago de magma  ¡La Tierra hierve!
Es uno de los pocos lagos permanentes de lava fundida en la Tierra, la superficie, en continuo movimiento empieza a solidificarse y toma color   negro, a la vez se agrieta dejando ver los colores rojos, naranjas y amarillos, como si fuese un gran calidoscopio asimétrico. En algunos lados de la pared se forman cuevas que en  continuas explosiones escupen lava al lago.
En la madrugada descendemos de nuevo para contemplarlo con las luces del amanecer. Otra cueva roja, otras grietas... La danza continúa.


































11 comentarios:

  1. Adolfo alias Armandito4 de febrero de 2012, 19:52

    Amparitooo....un fin de año mágico....en un entorno único....Gracias por avivar los recuerdos.
    Muxus-Petons

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    1. Armandín, me tienes que contar cómo estaba cuando fuiste tú.

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  2. ¡Im presionante! como diría Jesulín. Arantza

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  3. Si en foto es impresionante, me quiero llegar a imaginar la realidad.
    Besicos y sigue-sigue-sigue.
    Santi.

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    1. La vivencia es difícil de trasmitir. El calor, ruido y sobre todo el olor a azufre nos acerca a lo que imaginábamos cuando nos hablaban del infierno.

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  4. hola mana, ya sabía yo que te guardabas las mejores para el final.Preciosas. Besotes

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  5. ¡Me encanta la última! ¡Parece un aquelarre!
    Un beso
    R.

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  6. Sin palabras.Todas las demás son preciosas, pero estas son únicas. Un abrazo

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  7. Impresionantes fotos, Amparo. Qué lugar, comobien dices, cercano al infierno. Mucho mérito me parece que tiene todo esto. Un abrazo.

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