En Ahmed Ale se pueden alquilar catres para dormir al aire libre, no los conseguimos así que acampamos en suelo con un sinfín de piedras. Al amanecer bajamos a un pedregoso barranco donde hay multitud de camellos, la mayoría sentados esperando que los camelleros les coloque los aperos, otros ya están dispuestos para comenzar el desfile de ordenadas caravanas; se dirigen al salar de Essale, un extenso lago de sal y agua situado a unos 25 Kms, a 120 m bajo el nivel del mar que, en verano supera los 60º C. Allí, con rudimentarias herramientas y mucho esfuerzo, los afar extraen bloques de sal a los que dan perfecta forma rectangular, pasado mediodía cargan los camellos y emprenden el camino de regreso. Esta sal será vendida por el resto de Etiopía, como comprobamos en el mercado de Mekelle.
¡¡muy "salaos" los dromedarios!!
ResponderEliminarEstupendas las fotos (como siempre).
Un abrazo.
Javier Ambrós
:) Nunca mejor dicho, sal no les faltaba.
ResponderEliminarAmparo.
Muchos camellos, como bien dices. Pero muy, muy bonitas, ¡y que luz!. Un abrazo.
ResponderEliminarMana: muchos camellos, pero ¡anda que no son salaos!. Besotes
ResponderEliminarEstupendas, como siempre ;)!
ResponderEliminarAmparo: Me parecen unas fotos fantasticas,si es que las chicas de la SAFA son las mejores.
ResponderEliminarUn abrazo.
... pues anda que los chicos de la SAFA!!!
EliminarReportaje magnífico. Tan elegante como la autora -quizá esto sea en sí mismo, conociéndola, una redundancia.- Da igual paisaje que retrato, luz que contraluz, día que noche. Eso en cuanto a "lo técnico", pero en ningún momento se olvida del alma de aquellas gentes que se conforman, seguramente, con cumplir un día más. Gracias, querida Amparo. Llévanos contigo. En cada uno de estos viajes. Besos.
ResponderEliminar¡Uyksss querido "anónimo", me has hecho sonrojar!
ResponderEliminarImpresionantes las caravanas y espectacular la luz que perfila la silueta de los camellos. Un abrazo
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