miércoles, 15 de abril de 2015

COMGO: NOUABALÉ NDOKI NATIONAL PARK





Hacemos largas caminatas por dentro de la selva del Congo, siguiendo los senderos entramados que han abierto los elefantes. Nos acompaña un nativo que sabe escuchar al bosque, y nos avisa del peligro que pueda suponer el cruzarnos en el camino de algún  elefante; los elefantes de montaña no viven en manada, parece ser que eso les hace ser más agresivos ante el peligro. Son más pequeños que los de sabana, al no faltarles el alimento dentro de la selva, sus colmillos están menos desgastados y su piel menos cuarteada por la humedad.
La humedad junto con el calor, los mordiscos de las hormigas y el lodo de los manglares  son para mí los grandes inconvenientes, mucho mayores que las distancias. Pero la recompensa siempre está en el destino. Llegamos a extensas “calvas” dentro de la selva, donde acuden los animales. Allí los elefantes profundizan con su trompa dentro de las charcas, en busca de sales minerales; mientras que, a lo lejos, los gorilas de llanura corretean jugando con sus crías y toman el sol… Pasamos el día entero en un  observatorio en alto, una especie cabaña con terraza hecha de troncos, viéndolos en plena actividad. Guardamos silencio, aunque según sopla el viento, ellos perciben que hay intrusos en la zona…










 

Desde el campamento salimos al encuentro de una familia de gorilas de unos 14 miembros. Son gorilas de llanura, más grandes que los que vi de montaña en Uganda. Los encontramos a la hora de la “siesta” con poca actividad, pero eso nos permite estar muy cerca de ellos. El tamaño de Kingo, el macho alfa, es impresionante…

















KINGO