... y contaremos nuestras noches con los indómitos karamoja, una tribu de guerreros nilóticos que todavía sobrevive en su lucha contra el tiempo. Y sabemos que apenas podrán creer nuestras historias, y sabemos que por grande que sea nuestro arte con la palabra apenas podremos ser capaces de transmitir lo que vimos, lo que sentimos...
(Manu López)
Los propios ugandeses temen a los karamuya y procuran no
entrar en sus tierras. Veníamos del PN de Kidepo donde durante unos días estuvimos
sólo acompañados de los animales. Por caminos algo tortuosos llegamos a la
aldea Karamoya, allí acampamos después de tener el beneplácito de los aldeanos. Algún pequeño se
asusta y llora al ver gente tan “paliducha”. Atardecía, los niños reunidos cantaban
y bailaban, al caer la noche comenzaron los adultos.
Después de cenar nos
unimos a ellos, y bailamos y bailamos al son de sus cantos, al calor de una
gran hoguera hasta altas horas de la noche; en círculo, en filas, hombres
frente mujeres… De techo un manto de estrellas.